Hasta hace unos años cuando se hablaba de maridaje siempre se nos venía a la mente la búsqueda de ese vino (fino, blanco o tinto) que combina y realza o potencia los sabores de un plato o que contrasta con este aportando un extra. Sin embargo, las cervezas están reclamando su lugar como complemento igualmente adecuado a distintos tipos de elaboraciones culinarias.
Desde hace ya algún tiempo las cervezas artesanas están ocupando un importante volumen de negocio en el consumo de cerveza. Pero cuando hablamos de cervezas artesanas no sólo nos estamos refiriendo a producciones pequeñas, las propias compañías de cervezas tradicionales (Cruzcampo, Mahou, Águila, Heineken, Alhambra, San Miguel…) están creando nuevas líneas de cervezas con una gran variedad de matices que las hacen perfectas candidatas para utilizarlas en el maridaje. Y podemos incluso llegar más lejos, utilizando cervezas sin alcohol en determinados maridajes. Que el disfrute por una buena comida nunca esté reñido con no tomar alcohol.
A la hora de elegir una cerveza en un maridaje estos son los aspectos que debemos tener en cuenta:
- El primer punto es evidente pero no por ello vamos a dejar de mencionarlo. Tenemos que conocer los elementos por separado, es decir, conocer bien las cervezas por un lado y los platos que vamos a maridar.
- La cerveza, al igual que el vino, debe de complementar el plato o matizarlo, sin sobresalir sobre este. Debemos buscar el equilibrio de sabores y aromas. Debe existir un balance armónico entre lo que percibimos de la comida y lo que nos aporta la cerveza en cuanto a sabor y aroma.
- Las burbujas, como en el caso de los vinos carbonatados, champanes, cavas, lambrusco, etc. La carbonatación tiene un efecto sobre nuestras papilas gustativas modificando la percepción en boca de los sabores y texturas. Podemos utilizar cervezas con elevado grado de carbonatación para combinar con platos más grasos.
- Se puede maridar con todo tipo de cervezas, artesanas, artesanas industriales, no artesanas; cervezas rubia, tostada o negras; lager, ale; cervezas aromatizadas; cervezas de trigo;… todas pueden aportar o resaltar alguna característica. Lo importante, como hemos indicado al principio, es conocerlas previamente y probarlas combinadas con los platos. Podemos llegar a sorprendernos de las combinaciones.
- Cualquier plato podría combinarse con cerveza, entrantes y platos fríos, carnes, pescados, verduras, incluso dulces y postres. Probar es la única forma de encontrar la combinación adecuada, realizar catas de cerveza y maridajes nos ayudarán en nuestra búsqueda de matices y nuevas combinaciones. Se pueden combinar buscando el contraste entre ambos elementos o bien la complementación y similitud.
- No hay una única combinación ganadora. Aunque ciertos platos presentan mayor limitación de maridajes, realmente una misma cerveza puede complementar distintos platos; al tiempo que un plato puede armonizar perfectamente con varias cervezas.
El maridaje busca mejorar, resaltar o crear nuevas sensaciones con la comida. Actualmente contamos con una amplísima variedad de cervezas para disfrutarlas solas o en maridajes. Muchas de ellas las tenemos disponibles en bares y restaurantes así como en tiendas especializadas. También hemos de destacar que cada vez encontramos mayor variedad de cervezas en los supermercados y grandes superficies.
El maridaje con cerveza nos abre otra puerta al disfrute de la buena mesa. Os animamos a que os atreváis a probar nuevas experiencias a través del maridaje con cerveza.
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