El flamenquín cordobés es uno de los platos más típicos y valorados de la gastronomía cordobesa. Tanto los propios cordobeses como cualquier turista que visite esta ciudad pueden encontrar en la carta de las tabernas típicas cordobesas o de cualquier buen restaurante una entrada para el flamenquín de lomo y jamón serrano, es decir, el flamenquín cordobés.
Como su propio apellido indica, cordobés, el flamenquín tiene su origen en tierras cordobesas, aunque como suele ser habitual con algunos platos, su origen no deja de estar exento de cierta controversia. Algunos han indicado que podría ser originario de pueblos como Andújar en Jaén o Montilla en Córdoba, sin embargo parece que su origen realmente está en el pueblo cordobés de Bujalance, donde hacen buena gala de ello. De acuerdo con las investigaciones del gastroarqueólogo de la Universidad de Córdoba, Alejandro Ibáñez, su origen estaría en los primeros cristianos romanos que habitaron esta localidad situada a 44 km al este de Córdoba capital.
El flamenquín cordobés típico se elabora con filete de cerdo aplanado con una maza y que se enrolla sobre jamón serrano (con su tocinito para que le dé jugosidad). A continuación se empana y se fríe en aceite de oliva virgen. En muchos bares de Córdoba podemos encontrar variaciones en esta receta original, que están muy bien para variar y algunas están realmente ricas, sin embargo, ya no son el “típico flamenquín cordobés”. Por ejemplo, una variación muy popular es el flamenquín de pollo en lugar de lomo de cerdo.
El flamenquín cordobés se acompaña de patatas fritas y mayonesa, que se pone a un lado en el plato para que cada cual la añada a su gusto. Lo típico también es que el flamenquín se presente con corte sesgado, lo que nos hace apreciar su interior jugoso con la carne y el jamón. También se puede utilizar como guarnición de este plato ensalada y tomate, pero debemos asegurar que la lechuga esté bien escurrida, pues el exceso de líquido puede hacer reblandecer el empanado del flamenquín y hacerle perder esa textura crujiente tan propia del flamenquín.
Otra cuestión sobre este plato es el origen de su nombre, pero en este punto no existe un consenso claro.
Lo que sí está claro es que el flamenquín forma parte de la gastronomía cordobesa (tanto de pueblos como en la capital) donde lo encontramos en bares, restaurantes y tabernas especializados en platos típicos cordobeses.
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